Trastornos alimenticios:
lo que debes saber

En este artículo encontrarás:

TRASTORNOS ALIMENTICIOS

La obsesión por tener un cuerpo deseable y atractivo lleva a muchas personas a desarrollar hábitos alimentarios disfuncionales que terminan atentando contra su salud y bienestar conduciendo, en algunos casos, a poner en riesgo su propia vida.

Estas dificultades, de no ser detectadas y tratadas a tiempo, pueden ocasionar daños graves en la salud mental y física.

Por ello, es importante empezar a reconocer tempranamente si tú o alguien que conoces muestra síntomas de un posible trastorno alimentario a fin de buscar el tipo de ayuda adecuada.

Si necesitas orientación guiada en este tema o crees padecer de algún trastorno alimentario, no dudes en buscar apoyo profesional con nuestro equipo de expertos en www.tescuchamos.com.

¿Qué son los trastornos alimenticios?

Los trastornos alimentarios se manifiestan cuando una persona experimenta alteraciones graves en sus hábitos alimenticios como reflejo negativo de sus propios pensamientos y emociones. Las personas que padecen trastornos alimentarios no tienen un estilo de vida sano y su vida pareciera solo girar en torno a su peso y a la comida.

El diagnóstico médico está basado en los patrones de alimentación observados y en pruebas médicas de peso, sangre e índice de masa corporal. Mientras que el diagnostico psicológico, por lo general, está basado en actitudes que demuestren un deterioro en la autoestima debido a la mala imagen autopercibida del individuo.

¿A quiénes afecta?

Si bien durante mucho tiempo pareció quererse dar la idea de que enfermedades psicoalimentarias como la anorexia eran algo exclusivo del sexo femenino, es importante dejar claro que los síntomas producidos por trastornos alimentarios no hacen distinción entre sexos.

Las mujeres, sobre todo las jóvenes, suelen ser las más afectadas, pero los hombres que padecen trastornos alimentarios corren también el mismo riesgo de desarrollar depresión, ansiedad y consumo de sustancias nocivas en un intento de alcanzar ese ideal de perfección en cuanto a la propia imagen.

Se estima que el porcentaje masculino entre las personas que padecen trastornos de alimentación es mucho mayor que el que se observa a simple vista, y esto puede deberse al hecho de que los hombres tienen menos probabilidades de buscar tratamiento, debido al estigma cultural que establece que los hombres “pueden” arreglárselas por su cuenta, sin necesidad de pedir ayuda.

En cuanto a las edades, se ha comprobado que los trastornos alimentarios pueden aparecer en todas las edades, no sólo en adolescentes y adultos jóvenes como se suele creer. En la actualidad, las tasas de trastornos alimentarios entre niñas y niños menores de 13 años han aumentado.

Cabe destacar que el crecimiento físico es un componente clave del desarrollo y que los trastornos alimentarios en la infancia o adolescencia inicial son capaces de provocar daños de gravedad. Por ende, los padres y cualquier profesional que trabaje con niños pequeños deben estar atentos y ser capaces de reconocer los signos de alarma.

¿Cómo se originan los trastornos alimentarios?

Existen problemáticas de autoestima ligadas con la propia constitución subjetiva que hacen que una persona se sienta poco atractiva o que no se acerca a los estándares de belleza aceptados en una sociedad.

Asimismo, el bombardeo constante a nivel publicitario que muestra cuerpos “perfectos” de modelos inalcanzables como un ideal de pertenencia o aceptación social, puede sumarse a situaciones de bullying, segregación y rechazo que terminan por orillar a una persona a emprender esta especie de “cruzada” de vida o muerte para ser aceptada a cualquier precio.

Las personas afectadas por trastornos de alimentación muchas veces ya poseen antecedentes de otras dificultades emocionales, como una autoestima baja, el haber pasado por relaciones conflictivas o haber experimentado procesos traumáticos. Entre otros antecedentes son comunes la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo así como aspectos masoquistas y excesivos niveles de autoexigencia.

Los síntomas de que se padecen trastornos alimenticios

Los síntomas que pueden llegar a presentarse en una persona que padece trastornos psicoalimentarios son:

  • Empezar a comer a escondidas o tener el hábito de dejar de comer para ir al baño.
  • Hablar constantemente sobre el peso corporal o de formas de perder peso.
  • Centrarse excesiva y obsesivamente en comer solo alimentos “saludables”.
  • Expresar constantemente culpa por los propios hábitos alimenticios.
  • Hacer dietas y ayunos con frecuencia, sin éxito alguno.
  • Usar suplementos dietéticos y laxantes sin necesidad.
  • Comprobarse constantemente en el espejo o en la balanza.
  • Saltarse las comidas con demasiada frecuencia.
  • Hacer ejercicio en exceso y de manera insana (Vigorexia).
  • Comer incluso cuando se está satisfecho.

Tipos de trastornos alimenticios

La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario compulsivo o trastorno por atracón son los trastornos alimenticios más frecuentes. Otros trastornos comprenden el trastorno de rumiación, el trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos.

Anorexia Nerviosa

En esencia, este trastorno está relacionado con una autoestima muy baja, una autoimagen negativa y sentimientos de angustia intensa. La persona limita lo que come de manera excesiva, lo que la conduce a un peso corporal demasiado bajo para la edad y la altura que se posee.

El miedo a aumentar de peso está siempre presente como una amenaza en la mente de una persona anoréxica. Aun mostrando síntomas de desnutrición, una persona es capaz de seguir tomando medidas cada vez más extremas con tal de prevenir cualquier aumento de peso.

Bulimia Nerviosa

También las personas que sufren de bulimia están permanentemente observando lo que comen, con la diferencia de que estos experimentan periodos de consumo compulsivo de los que luego terminan arrepintiéndose. Suelen recurrir, entonces, al vómito autoinducido en un intento desesperado por evitar el aumento de peso.

Las personas bulímicas están constantemente preocupadas por su peso y las formas de su cuerpo, incluso si ya tienen un peso normal. En ocasiones, pueden llegar a tener sobrepeso. Su dieta inconstante, así como sus conductas alimentarias y, tal como ya expresamos, recurren muchas veces a métodos como vómitos autoinducidos, laxantes o diuréticos, ayunos de rutina o ejercicio excesivo.

Trastorno por atracón

Si la persona tiene trastorno por atracón, es habitual que sienta que no puede dejar de comer de manera compulsiva. Por lo general se trata de personas con sobrepeso u obesas que suelen depender de la comida para sentirse mejor, especialmente de comida chatarra y de postres calóricos y poco saludables.

La sensación de sentirse fuera de control es constante, es por esto que terminan resignándose y cediendo a los atracones. Esos episodios de atracones involucran:

  1. Comer mucho más de lo normal y de manera ansiosa, sin disfrutar de la comida, muchas veces, hasta sentirse incómodamente lleno.
  2. Comer grandes cantidades de comida incluso cuando no se tiene hambre.
  3. Comer en secreto por vergüenza.
  4. Experimentar sentimientos de disgusto, culpa y arrepentimiento después de los atracones.

Trastorno por evitación restrictiva de la ingesta de alimentos

Una persona con este trastorno sentirá la necesidad de evitar cualquier alimento o ciertos alimentos de forma selectiva ya sea por el olor, sabor o textura. La sola idea de comer puede provocarle ansiedad en la persona. Esta problemática (a diferencia de la anorexia) puede no estar ligada con un disgusto relativo a la imagen corporal, sino que se trata de una ansiedad y el rechazo que provoca, en sí mismo, el acto de comer.

La falta de interés y la evitación de los alimentos conllevan, por supuesto, una pérdida de peso significativa. Debido a la deficiencia significativa de nutrientes, la persona que padece este trastorno puede hacerse dependiente de suplementos nutricionales o de sondas de alimentación, que interrumpen el funcionamiento psicosocial normal.

Trastorno de rumiación

Si se tiene un trastorno de rumiación, la persona terminara regurgitando su comida, sin tener un problema de salud física que lo explique, pudiendo volver a masticar, tragar o escupir la comida que regurgita.

Pica              

Se trata de un trastorno psicopatológico grave, que tiene su origen en serias deficiencias psicológicas. Una persona con este trastorno comerá cosas que no son alimentos y que no tienen valor nutricional alguno, por ejemplo, tiza, tierra o pintura. Esto puede ser potencialmente dañino: la persona puede terminar intoxicándose o hiriéndose de gravedad con materiales cortantes.

Consecuencias

Los trastornos alimenticios están fuertemente asociados a otros trastornos mentales importantes como la depresión, la baja autoestima, ciertos rasgos masoquistas.

En cualquier caso, es indudable que los trastornos alimentarios –cómo una persona se conduce con la comida y más precisamente, con su alimentación- constituyen sin dudas un síntoma de conflictos, complejos de orden anímico tal vez silenciados.

Una problemática seria a considerar como riesgo asociado es que las personas con trastornos alimenticios, especialmente las anoréxicas, sufren tasas más altas de suicidio en comparación con otros trastornos mentales (incluyendo a la depresión, la ansiedad y al abuso de sustancias).

Además de interrumpir sus actividades diarias y de repercutir desfavorablemente en los vínculos sociales, un trastorno alimenticio afecta gravemente la salud emocional de la persona, estableciéndose un círculo vicioso de difícil resolución.

El monitoreo constante de la cantidad de calorías que se consumen y la vergüenza que se origina por la insatisfacción con el peso termina afectando todos los órdenes de la vida de la persona, consigo misma y en sus relaciones con los demás.

Asimismo, las consecuencias físicas asociadas a estos trastornos son alarmantes. En los anoréxicos es común la anemia, el estreñimiento, la osteoporosis y daños graves al corazón y al cerebro como consecuencia de la desnutrición.

En la bulimia se observa como daños colaterales: dolor de garganta, desgaste del esmalte de los dientes, reflujo ácido, deshidratación severa y malestares intestinales.

Las personas con trastorno por atracón, por otro lado, pueden desarrollar presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus y problemas asociados con la obesidad.

Tratamientos

El tratamiento adecuado generalmente incluye un enfoque de equipo, del cual participan médicos de cabecera, profesionales de salud mental (psicólogo, psiquiatra) y dietistas, todos con experiencia en trastornos de la alimentación.

Los psicólogos u otros profesionales de salud mental desempeñan un papel vital en el tratamiento de los trastornos alimentarios y son miembros del equipo multidisciplinario que es necesario para brindar atención integral al paciente.

Estos se encuentran capacitados para identificar las dificultades emocionales subyacentes a estos trastornos y se encargan de desarrollar un plan de tratamiento que ayude a la persona a salir adelante.

Como parte del tratamiento, un médico debe descartar enfermedades físicas y determinar que el paciente no se encuentre en peligro inmediato. Se puede contar también con la participación de un nutricionista que ayude a evaluar y mejorar la ingesta nutricional del paciente.

Teniendo en cuenta que la atención en estos casos debe centrarse en el bienestar general (más que específicamente en el peso) es habitual que el profesional de salud mental necesiten realizar preguntas en referencia a los pensamientos, sentimientos y hábitos alimentarios del paciente.

Recordemos que el trastorno alimentario es ni más ni menos que un síntoma de otros conflictos y dificultades subyacentes, con los que la persona tendrá que confrontarse si quiere dar lugar a rectificaciones y límites con consecuencias reales en su modo de vida.

En la mayoría de los casos, los trastornos alimenticios llegan a ser tratados con éxito por los profesionales de la salud mental debidamente capacitados. En ocasiones, se exige la participación activa de personas pertenecientes a la red afectiva del paciente (familiares, amigos) que cumplan funciones de acompañamiento y contención, las cuales son vitales para su restablecimiento.

Esto permite prevenir recaídas y hacer sentir al sujeto acompañado en un proceso arduo y dificultoso de construcción de límites a ciertas actitudes y hábitos poco saludables que son automáticas y hasta compulsivos para el paciente.

En estos casos, los terapeutas delimitan la estrategia general del tratamiento, la dirección de la cura y guían a los agentes que participan del proceso a buen puerto, para construir salud no sólo en la persona afectada sino en todo el sistema.

En www.tescuchamos.com  disponemos de las herramientas para llevar adelante tratamientos integrales, en equipo, orientados al abordaje de cualquier dificultad ligada con la salud mental. No dudes es contactarnos en caso de precisar ayuda: ¡La salud mental es fundamental!

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