Terapia de Miedo: qué es y como tratarlo

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Una de las emociones más básicas y primitivas que han acompañado desde siempre al ser humano ha sido el miedo. Desde el más minúsculo susto, originado por una torpeza repentina, hasta la mayor sensación de angustia provocada tras recibir una mala noticia. La capacidad innata de sentir miedo es una sensación constante del día a día de las personas.

El ser lo más valiente posible, no tener miedo a nada y ser temerario se ha presentado como lo verdaderamente admirable, ideal y aplaudible en la cultura de prácticamente todas las civilizaciones humanas. Mientras que ser precavido, mantener distancia y no arriesgarse representa lo contrario: quien actué de esta última forma, en general, será representado como cobarde, patético y no deseable.

Así que, sin duda alguna, el miedo es una emoción incomprendida, pero mucho más importante en nuestra vida de lo que cualquiera podría pensar.

¿Qué pasaría si una persona no es capaz de sentir miedo en lo más mínimo?

Posiblemente no duraría viva demasiado tiempo. Es así de simple. El poder sentir diferentes niveles de miedo es clave en la autopreservación de las personas y este hecho no debe ser subestimado.

En tescuchamos.com, encontrarás asesoramiento de calidad acerca del miedo y de cómo esta emoción tan subvalorada puede influir enormemente en tu vida.

Por mucho que las personas queramos evadirlo, los estudios científicos han demostrado que nuestra capacidad de sentir miedo ha sido de vital importancia para la supervivencia de la especie. Incluso, ya evolucionado a los seres racionales que somos en la actualidad, esta sensación forma parte esencial de nuestros mecanismos fisiológicos y de la capacidad de percibir estímulos físicos, tanto externos como internos.

¿Qué es el miedo?

Se puede definir al miedo como una respuesta universal de alerta a la presencia del peligro o a la amenaza de un posible daño, independientemente que se trate de un daño físico o psicológico. Tal vez pueda manifestarse como una emoción desagradable, pero el miedo no es ni debe considerarse una emoción negativa.

El miedo, en sí mismo, es algo positivo, nos ayuda a alejarnos de un suceso o de una situación para la cual posiblemente no estaríamos preparados. Es una emoción que reacciona en función de nuestros patrones mentales, y que está fuertemente ligada a nuestras creencias y pensamientos.

Desde un punto de vista sociocultural, ha sido importantísimo en el desarrollo de la civilización. Desde la era prehistórica, salvaguardaba a nuestros ancestros de los peligros latentes en cada esquina, tan variados como numerosos, incluyendo diferentes depredadores salvajes, inclemencias del tiempo, desastres medioambientales y demás amenazas constantes.

El miedo colaboró con la supervivencia colectiva de la especie. Y, a medida que las sociedades fueron avanzando, las diferentes explicaciones basadas en los diversos temores fueron creciendo paulatinamente y moldeando la cultura de casa sociedad. Los miedos generales de la población serían utilizados en muchas ocasiones por quienes ostentaban el poder, para así controlar a las masas y moldear sus creencias.

El uso político del miedo

Ejemplos de esto lo tenemos en prácticamente cualquier época de la historia de la civilización. No fueron pocos los grandes poderes políticos autoritarios que se apoyaron en el miedo y la manipulación del mismo para darle una base y un sentido de necesidad a sus mandatos.

En épocas más recientes, la Alemania Nazi de Hitler, por ejemplo, usó el miedo y las inseguridades generales de los ciudadanos para manipularlos, llegar al poder absoluto y cometer las atrocidades que todos conocemos.

De hecho, en la actualidad, existen sistemas políticos que se apoyan en la demonización de algún colectivo para infundir miedo en la población. En otras palabras, provocaron el terror para darle un supuesto sentido a sus políticas e intereses.

Las religiones y las supersticiones han utilizado las creencias para paliar los miedos de la gente ofreciendo explicaciones a interrogantes desconocidos que, en general, generan incertidumbre y las personas temen no saber.

En este sentido, han usado esos miedos como medio común que le dé validez a sus dogmas (como el miedo al fin del mundo, al castigo eterno y a la existencia de entes malignos) y con él han sembrado el pánico entre los fieles.

Positivamente, los diferentes credos y religiones han ayudado a muchas personas a lo largo de la historia a pelear contra sus terrores. Los dioses vengativos, el infierno, las deidades malignas. Advertencia de castigo y demás creencias sobrenaturales han hecho que los fieles vivan temerosos de realizar actos que en cada época se podrían considerar “moralmente reprobables”, simplemente guiándose por el miedo a lo desconocido.

Síntomas producidos por el miedo

Al conjunto de reacciones físicas que provoca el miedo se lo conoce como “respuesta de lucha o huida». Se trata de una característica evolutiva en la cual el cuerpo segrega hormonas y se prepara ya sea para entrar en un combate o para huir.

Cuando sentimos el miedo, nuestra cara lo denota fácilmente, los labios se separan, hay elevación de la parte inferior de las cejas y un descenso de las mismas, además del aumento de la presión cardíaca, dilatación de las pupilas, descenso de la temperatura corporal, aumento de conductancia de la piel y aumento del tono muscular que puede llegar, incluso, a la parálisis en situaciones de terror incontrolable.

Estas son reacciones físicas que parten de una respuesta automática crucial para la supervivencia que todos experimentamos de la misma manera.

Sin embargo, la respuesta emocional que tenemos hacia el miedo sí se diferencia enormemente de una respuesta netamente física, ya que es altamente personalizable e individual. El miedo puede despertar en algunas personas reacciones químicas parecidas a las que el cerebro produce cuando experimenta la felicidad.

¿El miedo como placer?

Hoy, sentir miedo “bajo ciertas circunstancias” puede ser visto como algo divertido, representado en películas de miedo, deportes extremos y en la búsqueda de adrenalina. No es algo necesariamente patológico (aunque en determinados niveles sí lo es) sino una muestra de lo versátil y compleja que es la mente humana y de cómo diferentes factores pueden promover diversas emociones.

Sentir miedo implica síntomas tanto físicos como emocionales. Cada persona puede experimentarlos de maneras diferentes. No obstante, algunos de los signos y síntomas más comunes incluyen: dolor en el pecho y en el estómago, sensación de boca seca, náuseas, palpitaciones, dificultad para respirar, transpiración y temblores.

Además de los síntomas físicos, es normal que las personas puedan experimentar diferentes síntomas psicológicos, como por ejemplo: una sensación de estar abrumado, molestia, sentir que se está fuera de control o, incluso, llegar a una sensación de muerte inminente en casos graves.

Consulta con un profesional si llegas a sentir que experimentas un sentimiento de miedo demasiado persistente o exagerado y asegúrate de que el miedo o la ansiedad que estés sintiendo no esté relacionado con una afección médica subyacente.

Dependiendo de los síntomas y de la persistencia de estos, se determinará un diagnóstico y se te indicará un tratamiento acorde.

Tipos de miedo

Algunos de los diferentes tipos de trastornos caracterizados por el miedo descontrolado y persistente son:

  • Trastorno de ansiedad por separación
  • Trastorno de ansiedad generalizada
  • Desorden de ansiedad social
  • Trastorno de estrés postraumático
  • Ataques de pánico
  • Fobias específicas

          ¿Qué es la ansiedad?

          La ansiedad es un tipo de miedo que presenta como una respuesta anticipada e involuntaria del organismo frente a estímulos o desencadenantes. Un aspecto clave de los trastornos de ansiedad es que quienes lo padecen empiezan a tener la tendencia ¡a desarrollar miedo al mismo miedo!

          La mayoría de las personas tienden a experimentar la sensación de temor sólo durante una situación específica que se percibe realmente como aterradora o amenazante. Ahora bien, quienes viven con trastornos de ansiedad experimentan miedo constante en situaciones donde no deberían experimentarlo, razón por la cual perciben esas respuestas de miedo como intolerables y se desviven para evitar esas respuestas, creando un círculo vicioso.

          ¿Cómo distinguir entre un miedo y una fobia?

          El miedo es increíblemente complejo. Algunos temores pueden ser el resultado de experiencias o traumas, mientras que otros pueden representar un simple rechazo a algo completamente distinto, como el miedo a perder el control de determinada situación.
          Incluso, pueden surgir temores que están más bien interconectados con síntomas físicos desagradables, como el hecho de desarrollar miedo a las alturas para evitar sentirse mareado, por ejemplo.

          Una fobia se diferencia de los miedos habituales porque ésta no tiene una base racional de la que pueda sostenerse. Al ser un miedo completamente irracional que desencadena una respuesta exagerada y constante, podemos encontrar las fobias específicas, las cuales tienen un desencadenante que puede ser identificado y separado fácilmente del resto y las fobias sociales, definidas de manera sencilla como un fuerte miedo irracional hacia situaciones que incluyan algún tipo de interacción social.

          Algunas de las fobias más comunes son:

          • Agorafobia: Miedo anticipado a los lugares y situaciones que podrían ocasionar vergüenza.
          • Amaxofobia: Pánico irracional al conducir automóviles.
          • Anuptofobia: Temor irracional a permanecer soltero.
          • Coulrofobia: Miedo y rechazo irracional a los payasos.
          • Filofobia: Miedo irracional a poder enamorarse.
          • Hematofobia: Miedo irracional y exagerado a la sangre.

                    Algunos de los desencadenantes más comunes del miedo patológico son:

                    • Ciertos objetos o situaciones muy específicas
                    • Eventos futuros
                    • Eventos imaginados
                    • Peligros ambientales reales
                    • Lo desconocido

                    Consecuencias del miedo

                    Como hemos aprendido, el miedo es una emoción que resulta verdaderamente útil a la hora de escapar o de hacer frente a peligros o potenciales peligros.

                    Sin embargo, no hay que olvidar que también es una herramienta que, si excede ciertos límites, puede llegar a convertirse en un problema grave de salud mental, llegando al punto de poder bloquearte emocionalmente y de hacerte difícil el poder disfrutar de los pequeños y grandes placeres de la vida.

                    El miedo puede dar lugar a una enorme cantidad de trastornos psicológicos. La psicología clínica es un recurso necesario para poder abordar y tratar esos trastornos.

                    En aquellos casos donde la gravedad sea demasiado extrema, ocasionalmente se puede recurrir, como un recurso adicional a la terapia, a la medicación para conseguir efectos beneficiosos. Siempre, por supuesto, bajo estricta supervisión psiquiátrica.

                    Tratamientos para el miedo

                    Una exposición repetida a situaciones similares conducirá a una sensación de familiaridad, lo cual en determinados contextos puede ayudar a reducir drásticamente la respuesta que se tiene al miedo. Este enfoque forma base de algunos tratamientos para tratar las fobias, que dependen de minimizar poco a poco la respuesta provocada por el miedo, haciéndolo sentir familiar.

                    Otros tratamientos para la fobia que se basan en la psicología del miedo, tienden a centrarse más en técnicas. Una muy popular es “la desensibilización sistemática”. Por medio de esta técnica gradualmente se va atacando la respuesta través de una serie de situaciones de exposición.

                    Otra técnica muy usada es la técnica de la inundación. Esta se basa en ir más allá de la abrumadora ansiedad y del pánico potencial a un lugar o una situación en la que el paciente tenga que enfrentar su miedo, sin escapar y, eventualmente, darse cuenta de que está bien. Esto puede ayudar a reforzar una reacción positiva, al demostrarle que no está en peligro, superando el miedo.

                    Otras estrategias se centran en controlar los efectos físicos, emocionales y conductuales del mismo miedo. Obtener apoyo social y tener personas de confianza en la vida también ha demostrado que puede ayudar a aliviar esos sentimientos de miedo. De igual manera que usar técnicas de manejo del estrés, por ejemplo, la respiración profunda, la relajación muscular progresiva y la visualización además de cuida tu salud, comer bien, hacer ejercicio regularmente y dormir adecuadamente.

                    Si bien estos tratamientos conductuales pueden ser efectivos para paliar de cierta manera los síntomas, lo central del asunto es que el sujeto quiera interrogar y poner un límite a su situación de malestar, y que se encuentre dispuesto a recurrir a un profesional capacitado para que lo asista en este deseo. Sólo en dicho espacio, la persona tendrá la ocasión de encontrarse con las ideas y representaciones que están en la base de su sentimiento de miedo y, de esta manera, podrá curarse.

                    En  tescuchamos.com contamos con un equipo de profesionales altamente capacitados en el tratamiento y abordaje de éste y otros trastornos. No dudes en ponerte en contacto para programar tu cita.

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